martes, 24 de marzo de 2009

Las patas de la inseguridad


Nadie puede negar que el tema de moda es el de la inseguridad. Hace ya un año del conflicto entre el sector agropecuario y el gobierno nacional, el cuál mantuvo en vilo a toda la población, y pareciera que hoy el problema de la inseguridad (entendiendo esta como la supuesta epidemia de actos delictivos violentos hacia el ciudadano común) tiene aún mayor trascendencia que el destino de las retenciones.  
Las lecturas que pueden hacerse sobre este fenómeno son múltiples, dependiendo obviamente del prisma (y sobre todo la intención) con el que se aborde el tema.

Pero veamos, primero, cuál es la real dimensión del problema de la "inseguridad". Inicialmente, debemos aclarar que es una problemática que, a juzgar por lo que se evidencia a través de los medios, afecta primordialmente a la Ciudad y Provincia de Buenos Aires. Menos frecuentes son los casos conocidos en otras grandes ciudades como Rosario y Córdoba (aunque
debe haberlos seguramente, por más que la tele no los muestre). Mucho menos aún conocemos sobre esta situación en el resto del país. Aún así, es obvio que Buenos Aires acapara toda la atención por la cantidad de población que concentra, entre otras cosas que concentra...
Ahora, veamos un poco las estadísticas: Un estudio realizado por la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas establece que la tasa de homicidios en la Argentina es de 5,5 por cada 100,000 habitantes. Para poner en perspectiva este dato, el mismo estudio muestra que la tasa en Estados Unidos es de 5,9, en México de 11,3 y en Brazil es de 30,8. Japón posee el índice mas bajo: 0,5 homicidios por cada 100,000 habitantes. La Argentina tiene la tasa mas baja de homicidios de Latinoamérica.
De acuerdo a las últimas estadísticas dispobibles en el INDEC (no se preocupen, estos indicadores nos los maneja Moreno), en 2005 se registraron 2115 homicidios. Teniendo en cuenta que la población estimada para ese año era de aproximadamente 38,5 habitantes, podemos decir entonces que la incidencia de este tipo de muertes sobre el total es de 0,00005% .
Si comparamos esto con otras estadísticas, podremos darnos cuenta de la verdadera dimensión del problema, y mas aún, cuáles siguen siendo las verdaderas inseguridades en nuestro país:
* El número de muertes por accidentes (domésticos y/o de tránsito) es mayor que el de muertes por homicidios. Después de las afecciones coronarias, el cáncer y las enfermedades respiratorias, los accidentes de tránsito representan una de las principales causas de muerte en la Argentina, especialmente entre niños y jóvenes.

* Dentro del grupo de jóvenes de entre 15 y 20 años, se produjeron en 2005, 3495 muertes por causas externas (es decir, no por enfermedades). 31% de estas muertes fueron a raíz accidentes y 15% fueron suicidios. Este grupo es el que presenta mayor tasa de suicidios de toda la población.

*Durante el 2005, murieron 8986 niños menores de un año. De estas muertes, el 55% podría haberse evitado con métodos sencillos y económicos, tales como la vacunación de los bebés o el acceso a fuentes de agua potable.

* El 40,90 % de los niños de entre 0 y 17 años de edad de todo el país vive bajo la línea de pobreza, o sea aproximadamente 7,341,831 perosnas. En el caso del noroeste argentino, el porcentaje es aún mayor: 52,60%. Esto quiere decir que mas de la mitad de los niños en el norte no accede una canasta básica de alimentos y otros insumos para la vida diaria.

* La tasa de mortalidad materna en todo el país es de 3,9 por cada 10,000 niños nacidos vivos. En la Provincia de Formosa, esta tasa es de 16,4.

Viendo estos números, surge la siguiente pregunta: Es realmente el problema de la inseguridad un problema prioritario en la Argentina?. O será que, una vez mas, los medios masivos de comunicación nos imponen una realidad parcial y no del todo objetiva sobre la que discutir?. Es propocional el espacio que se le asigna al tema de la inseguridad en relación a otros problemas aún mas trascendentales para la realidad nacional? (cómo por ejemplo, la Ley de Radiodifusión que limita el poder de los multimedios o mejor dicho, monopolios mediáticos). Pareciera que no, pero sería pecar de ingenuidad, creer que los medios, especialmente los de mayor audiencia como el Grupo Clarín, La Nación y C5N, son objetivos y transparentes a la hora de reflejar la realidad.

Por citar algunos ejemplos de como el rigor periodístico es lo que falta en estos días, podemos mencionar:

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El Crímen del Ing. Barrenechea: Se produjo en San Isidro el 21 de Octubre de 2008. Al día siguiente, presionado por los medios, Scioli salió a pedir la baja en la edad de imputabilidad de los delincuentes y mas presencia de Gendarmería en la Villa La Cava, ubicada en la misma localidad donde se produjo el asesinato. Tiempo después se supo que el autor material del crímen tenía 19 años y que vivía en La Matanza.

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El Crímen del Sargento Garrido: Tuvo lugar también en San Isidro, en Febrero de 2009. El sargento trató de evitar un asalto en un comercio de ropa, donde fue asesinado de 2 disparos. Los móviles televisivos que transmitían en directo desde el lugar del crímen, también hablaban de que los asesinos "serían" menores de edad. Después se confirmó que los dos autores materiales  tenían mas de 30 años. En una de las salidas en vivo, el movilero de TN entrevistó a una vecina que dijo (sic): "Hay que armarse y salir a la calle a matar o morir...".

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El Crímen del Florista de Susana Giménez: Según el periodismo (y de acuerdo a lo que la conductora afirmó en la rueda de prensa donde dijo que el que mata tiene que morir), el crímen se habría gestado a raíz de una nueva modalidad de delito al cuál todos estamos terroríficamente expuestos: los anuncios clasificados. Según esta versión, los delincuentes habían  entrado a la casa del colaborador de Giménez, a raíz de un aviso publicado por este para vender su auto. Luego se supo que los homicidas eran conocidos de la víctima, quién voluntariamente les abrió las puertas de su casa. Días después, un informe especial de América Noticias en su edición nocturna, daba cuenta de esta nueva modalidad delictiva, y afirmaba que el crímen del florista no había sido ideado bajo esta metodología, "...pero podría haberlo sido..." (¿!?)

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El crímen del Profesor Landolina: Ocurrió días después del asesinato del florista Lanzavecchia, en el mismo barrio, Lomas del Mirador. De inmediato los medios asumieron que los delincuentes se habían escondido en una villa miseria cercana. Dos días después fue apresado un sospechoso del crímen en un pituco chalet del barrio porteño de Mataderos. Se cree que el primo de este, miembro de una banda dedicada al robo de autos para alimentar el negocio de los desarmaderos, fue el autor del disparo.

Son estos ejemplos de cómo la información se ofrece sin respetar las reglas básicas del periodismo (chequear los datos y fuentes). La pregunta es si estos "errores" son involuntarios. O será que revelan no sólo una intencionalidad casi manifiesta de los editores de noticias, sino además de una postura clasista, endilgando los actos delictivos sistemáticamente a aquellos que tienen la desgracia de ser pobres y además, menores de edad?.  Pero además, el tan mentando problema de la inseguridad trasciende la mera cuestión periodística. En las últimas semanas ha sido orígen de debate de cuestiones tan dispares como la baja en la inimputabilidad de los delincuentes, el establecimiento o no de la pena de muerte, la orientación sexual del florista de Susana Giménez o los tatuajes nuevos que mostró Tinelli en Punta del Este. Ha sido tal el "cambalacheo" al que fue sometido el tema, que tuvimos que esuchar a la diva de los teléfonos articular en la misma oración "derechos humanos" y "estupidez". O escuchar al rey de la noche televisiva decir que "...yo también estoy cansado de los derechos humanos a los presos...".
De esta manera, pareciera que los derechos humanos son excluyentes: si se los respeta en unos, se les deben negar a otros. Y entonces, siguiendo con esta forma de pensamiento, habría que privilegiar los derechos humanos de los que tienen (y son asaltados) por sobre los que que delinquen y salen a robar.
A juzgar por las opinionen vertidas en los medios ya no por el ciudadano común, sino ahora por una clase farandulezca con aires de pseudo-civismo supuestamente representativo del clamor popular, respetar los derechos humanos es perjudicial para la sociedad. De acuerdo con esta concepción de los derechos humanos, los ciudadados de bien deben encerrarse en sus countries y edificios enrejados (Tinelli dixit) mientras que los delincuentes "..entran por una puerta y salen por otra". Lo que no se dice es que las cárceles argentinas están superpobladas, y su población creció un 23% entre 2002 y 2005.

Es que no aprendimos nada?. Acaso no entendimos todavía que la violencia, el odio, la impunidad, la rabia del despojado, la opulencia y ostentación de algunos y en consecuencia, la falta de oportunidades de otros, son lo que nos condena?. Acaso no entendimos que ante la desigualdad y las carencias de la democracia hay que responder con mas democracia y no con menos?.  Por qué son mas importantes las muertes producidas por la inseguridad que los chicos desnutridos del noroeste, si ni siquiera las primeras superan a las segundas numéricamente?.
Muchos, presos de un supuesto exabrupto, piden la pena de muerte. Luego estos se retractan aduciendo que no pueden estar a favor de la pena capital por pertenecer a la religión católica (cómo si necesitasen algo externo que los limite). Lo que no recuerdan es que Cristo pedía que amásemos al prójimo como a nosotros mismos. También decía que el que tenga dos camisas, le entregue una al que no tiene ninguna.
Queda claro entonces que lo que se discute aquí es una cuestión mas trascendental y de fondo: La delincuencia viene a poner de relieve las diferencias entre los que tienen mucho y los que no tienen nada. Y es de eso de lo que hay que defenderse.


Hoy se cumplen 33 años del último y mas cruento golpe militar. Aquél golpe que, en parte, se gestó cuando fuimos a golpear la puerta a los cuarteles...

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