domingo, 25 de abril de 2010

Mas educación?

Mas educación?

Ma. Cecilia Santos Popper

El reclamo por “más educación” ha sido, a lo largo de nuestra historia, uno de los slogans electorales más efectista al que cualquier político pueda apelar. También se lo utilizó frecuentemente, y con razón, en incontables manifestaciones populares, encabezando la lista de deudas pendientes que el estado tiene con la sociedad.

Fue en el primer gobierno de Perón cuando se instaló el concepto de “Más Educación” a través del acceso a la escuela primaria y secundaria de gran parte de los hijos de los “descamisados” que hasta entonces veían la tiza y el pizarrón como una utopía imposible de alcanzar. Pero fue también durante ese gobierno que, como contradictoria respuesta a las voces anti-peronistas que clamaban “abajo la dictadura de las alpargatas”, las manifestaciones obreras respondían “alpargatas sí, libros no”.

Durante la última dictadura militar la educación también fue víctima de la “lucha contra la subversión”. Por razones de “seguridad nacional” se suprimieron contenidos tales como la teoría de los conjuntos, la formación cívica, y hasta cierta literatura infantil que pecaba de contener “cuestionamientos ideológicos-sociales (…) ilimitada fantasía” o que cuestionaban “…la organización del trabajo, la propiedad privada y el principio de autoridad.” [i]

Con el retorno de la democracia, se hicieron algunos esfuerzos para “tapar” los baches que la dictadura había dejado. Por eso se instauró, por ejemplo, el Ciclo Básico Común en las universidades, el cual, mediante materias como Pensamiento Científico o Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado, pretendía compensar todo aquello que durante la educación secundaria se hubiera “omitido”.

Ya durante la década de los noventa, y siempre bajo la excusa de “más educación”, se aprobaron leyes, reformaron sistemas educativos y acondicionaron contenidos pedagógicos conforme a las reglas que el neoliberalismo imponía. Así surgió la implementación en 1995 de la Ley Federal de Educación que instauraba el tristemente célebre “EGB Y Polimodal” (sistema que ya hacía 10 años había fracasado en España), transformando lo que antes se concebía como una educación para culturizar, en una educación para trabajar. Pero no porque desarrollase en los alumnos habilidades técnicas o críticas, sino porque precarizaba enormemente los contenidos bajo la óptica del utilitarismo (el famoso “y esto ¿para qué me sirve?”) y la necesidad de mano de obra barata.

El deterioro de la calidad educativa podía constatarse de una manera muy coloquial y popular. El promedio de respuestas correctas en el “Ping Pong de Preguntas y Respuestas de Feliz Domingo”, cayó estrepitosamente durante la década de los 90 y 2000.

Luego de la crisis del 2001 y más puntualmente a partir del 2006, con la sanción de la Ley Nacional de Educación, se intentó rectificar el rumbo educativo del país, afirmando que esta “…(la educación) constituye una prioridad nacional y una política de estado para construir una sociedad más justa, reafirmar la soberanía e identidad cultural, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades individuales (…) y fortalecer el desarrollo económico-social del país.”[ii]. Por primera vez en muchos años, se lograba por ley, la inalcanzable meta de que el 6% de PBI se invirtiese en educación.

Siguiendo este sinuoso e intrincado camino que nuestra educación ha recorrido en los últimos 60 años, comienzo a preguntarme cuáles son los verdaderos problemas que presenta la educación argentina. ¿Qué es lo que pedimos cuando reclamamos “Más educación”?. En definitiva, ¿qué es lo que se necesita para mejorar la educación que reciben nuestros hijos?

Estas preguntas han surgido en mi mente, luego de toparme con diversas situaciones en las que me he dado cuenta de que las fallas y carencias educativas hoy no necesariamente tienen que ver con una cuestión de recursos materiales ni humanos (el salario real promedio de los docentes de la mayoría de las provincias, está en su máximo histórico)[iii]. Me inclino a pensar que los problemas vienen por otro lado. Por el lado de aquello que decía Paulo Freire sobre como las sociedades que viven bajo sistemas de exclusión y desigualdad, replica estas situaciones en los métodos de enseñanza a través de la “filosofía del oprimido”.

Para sustentar esto que digo, me valdré de dos situaciones puntuales que dejan al descubierto nuevas dimensiones del problema de la educación en nuestro país. Curiosamente (o no) ambas se desarrollan en el norte de la Provincia de Salta, donde las desigualdades siempre se ven potenciadas.

La primera situación se dio en Diciembre de 2009. El Ministerio de Educación de la Provincia de Salta, y mediante el Programa de Mejoramiento del Sistema Educativo (PROMSE) del Ministerio de Educación de la Nación, hizo efectivo el envío de 8 computadoras personales de última generación con conexión WIFI, sus respectivos monitores LCD y estabilizadores de tensión, 3 centros multifunción (impresora, scanner y fotocopiadora) más un retroproyector lumínico con la correspondiente pantalla gigante. Dicho equipamiento debía ser entregado a una escuela rural ubicada en la Cuidad de Colonia Santa Rosa, a donde concurren aproximadamente 300 alumnos de escuela primaria.

Dicho equipamiento permitiría a los alumnos, no sólo aprender a utilizar herramientas informáticas, abrirles una “ventanita” a un mundo totalmente diferente al que viven. De más está decir que la computadora no sólo es un instrumento de procesamiento audiovisual, sino que se ha convertido en una herramienta de expansión de los límites del aprendizaje de los niños y, por qué no, también de inclusión social.

Hasta aquí, todo bien. Cualquiera estaría tentado a pensar que la llegada de estos recursos sería valorado cual maná caído del cielo por parte de las autoridades y docentes de la escuela, ¿no? ¡Qué más puede pedir un maestro rural que computadoras para que los chicos, que en su mayoría no tienen siquiera acceso a la televisión, puedan explorar y conocer más sobre el mundo!

Pues no. Pareciera ser que, muy por el contrario, las computadoras fueran un castigo, una carga, trabajo extra. Algo que viene a romper con la cómoda rutina escolar de seguir al pie de la letra lo fijado en la programación escolar, que cada docente sigue al pie de la letra. Pareciera que, ante el desconocimiento de qué hacer con la tecnología que pone a disposición, la solución es relegarla para seguir refugiándose en la seguridad que la rutina y lo “conocido” nos ofrece, sin importar las oportunidades de aprendizaje e inclusión cultural que se pierdan en el camino. Abril de 2010: las computadoras siguen embaladas…

La segunda experiencia tuvo lugar en una escuela primaria de otro “pueblo muy pequeño del norte de la provincia de Salta”. Un grupo de personas con cierta experiencia en Bibliotecas fuimos convocados para que, voluntariamente, colaboremos con la organización y puesta en marcha de la Biblioteca escolar dado que esta se encontraba en desuso.

Lo primero que uno pensaría sobre la biblioteca de una escuela pequeña de un pueblo pequeño, es que no tendría mucho que organizar, ¿no?

Luego uno trataría de encontrar la manera de conseguir libros, material audiovisual, revistas, etc. para llenar sus estantes. En general, ese material es donado desde las grandes ciudades cuando ya nadie lo necesita, generándose así una especie de cultura de segunda mano.

Para nuestra sorpresa, llegamos a la escuela y nos topamos con un tesoro bibliográfico!

Jamás pensamos que íbamos a encontrar tamaña cantidad de libros nuevos, modernos, actualizados. En definitiva, DE CALIDAD. Más de 1000 volúmenes, entre manuales escolares editados este año, material destinado a los maestros versando sobre temas tan importantes como pedagogía, enseñanza de las ciencias, ecología, poesía.

Una edición a todo color de “Cosmos” de Carl Sagan que más de uno envidiaría, libros de relatos y leyendas indígenas, cuentos de García Márquez con ilustraciones infantiles…En definitiva, un verdadero paraíso. Todo este material fue enviado por el Ministerio de Educación de la Nación.

Lo más llamativo (y triste) era que los libros estaban bajo llave y sin uso. Esos libros, que el estado compró, envió y destinó para cada uno de los alumnos de esa escuela (en particular, los manuales escolares deben ser entregados GRATUITAMENTE A LOS ALUMNOS) dormían sobre una mesa empolvándose de abandono. Ningún alumno los estaba aprovechando, ningún docente estaba investigando sobre las nuevas tendencias pedagógicas. En conclusión: Nadie va a la biblioteca.

Según la vicedirectora, “…los chicos van a empezar a venir cuando tengan alguna hora libre…”. ¿Acaso los libros son para cuando no hay nada más que hacer? Es que no se considera la lectura y la exploración intelectual como parte del aprendizaje?

Un día, mientras nos encontrábamos en la placentera tarea de desempolvar, hojear y clasificar los libros, una alumna de segundo grado se acercó a mí. La invité a pasar y a que eligiera un libro para leer. Y ahí descubrí una de las más grandes ironías. En esa selva de libros y letras, tan cerca de las aulas… y la niña no sabía leer.

Han sido estas experiencias las que me han llevado a pensar que, definitivamente, tenemos que re-pensar la educación en nuestro país. Ya no es, evidentemente, una cuestión de dinero e inversión (aunque hay casos en los que, lamentablemente todavía lo es, como es el caso de la Ciudad de Buenos Aires donde no se prevé aumento de presupuesto educativo para el 2010).

Hoy el desafío pasa por “invertir” en una nueva visión de lo que es enseñar y aprender. Los docentes tienen que animarse cambiar y sentirse, entonces, agentes de cambio y promoción social. La escuela tiene que enseñarle a los chicos a pensar, a dudar y a cuestionar como forma de aprender y sobre todo, para SER LIBRES.

Los padres tenemos que fomentar en nuestros hijos la pasión por el conocimiento y la curiosidad por aprender, haciéndoles entender que la vida estará minada de cuestiones por resolver, y que por eso es imprescindible aprender a pensar.

La sociedad entera tiene que entender que la educación no es sólo cuestión de números y días de clase.

Durante una evaluación en un curso de física, Neils Bohr (físico danés ganador de un Premio Novel en 1922) fue cuestionado por no proponer la respuesta “convencional” a un problema planteado por su docente. El respondió que efectivamente conocía esa respuesta, pero que también existían “…muchas otras maneras de resolver el problema”, pero que a lo largo de sus estudios, los docentes le habían enseñado a pensar y no simplemente a dar la respuesta esperada.

Creo que este ejemplo demuestra cómo, mediante la educación se puede ser libre. Pero sobre todo, se pueden acortar las distancias entre los hombres.

Evidentemente, tenemos que aprender una nueva forma de aprender.



[i] Resol. N° 480 Del Ministerio de Educación de la Prov. de Córdoba, 1977

[ii] Art. 3 de la Ley Nacional de Educación (2006)|

miércoles, 7 de abril de 2010

Sobre la guerra mediática del imperialismo

MIÉRCOLES 7 DE ABRIL DE 2010

Sobre la guerra mediática del imperialismo
Raúl Arroyave Arango (MOIR)


Introducción

"Una mentira repetida mil veces termina por convertirse en verdad". Tal era el lema de propaganda de los nazis y tal el basamento de los ataques mediáticos con que la gran prensa moderna ha pretendido moldear la opinión pública mundial. La gran prensa es el cuarto poder, no sólo por todo lo que puede hacer en materia de desinformación, tergiversación, ocultamiento, manipulación, cortinas de humo y linchamiento mediático, sino porque de hecho, es propiedad de los grandes monopolios financieros ligados siempre al poder político que controla el Estado.

Sin rigor alguno y sin profundizar en los hechos, la difusión de las noticias, análisis y comentarios sobre los diversos acontecimientos mundiales está imbuida de una tremenda carga ideológica que la convierte en un fuerte instrumento de lucha en la actual geopolítica mundial. La elaboración noticiosa está a cargo de un puñado de agencias a nivel mundial por lo cual, en el mundo se sabe solamente lo que ellas digan. Se construye así la uniformidad del pensamiento que choca con toda la palabrería sobre la libertad de expresión y el acceso democrático a los medios masivos de comunicación. Cuando entidades como la SIP (sociedad Interamericana de Prensa) que agrupa a los grandes medios de comunicación del continente peroran sobre la libertad de expresión lo hacen es reclamando libertad para defender los intereses de los monopolios en cada país no para lograr una verdadera democratización de los medios de comunicación.

La primera sacrificada en toda guerra es la verdad. Lo que hoy se vive en el mundo es una feroz lucha por la hegemonía entre todos los grupos monopólicos. La ansiada supremacía unipolar del imperialismo norteamericano después de la guerra fría está siendo cuestionada en todas partes. Europa, China, Rusia, hasta el propio Japón, Brasil, India y otros países menores buscan su espacio bajo el sol. La intensidad de esta confrontación por el control de los mercados y las fuentes de materias primas se acrecienta por la guerra mediática que se convierte en preludio de futuras agresiones militares.

Algunos ejemplos

Las agencias de prensa internacional han lanzado una feroz campaña de desinformación y ataque contra todos los proyectos de izquierda en América Latina. Esta guerra mediática no ha escatimado esfuerzos ni se ha parado en procedimientos para lograr el propósito de desprestigiar y socavar a gobiernos que han cometido el crimen de seguir su rumbo histórico por fuera de los dictámenes imperiales de la Casa Blanca o de los monopolios Europeos y sus gobiernos de derecha.

Han fabricado en Venezuela a un Dictador sin importarles que Chávez ha ganado holgadamente y sin fraude, diez de las últimas once elecciones que allí se han convocado y han elevado a la categoría de detenciones políticas que atacan la liberad de expresión las decisiones judiciales contra personajes de la política y los medios, sin que interese que ellas se deben a concretas acusaciones de corrupción y malversación de fondos públicos, evasiones fiscales, calumnias y subversión del orden desde los medios de comunicación, hechos que contravienen las estipulaciones del código penal de Venezuela.

El Juez Baltasar Garzón se convirtió por un tiempo en el campeón de esa especie de Justicia Colonial en virtud de la cual, desde España se arrogaron la potestad de judicializar en el mundo entero a quien se les diera la gana. Pero la buena estrella del juez Garzón duró hasta que se atrevió a hurgar en la historia ibérica para destapar los crímenes cometidos por la dictadura franquista. El juez se transformó de ubicuo juzgador en reo común.

Hoy su lugar lo ocupa otro juez, Eloy Velasco a quien le ha dado por difundir la trama del acuerdo Chávez-Eta-Farc para poner a Venezuela en la picota mundial. Nada extraño si se tiene en cuenta que informes provenientes del Pentágono, la Casa Blanca y el Comando Sur dan cuenta de una Venezuela transformada en guarida de forajidos, en expedita ruta del narcotráfico y en el próximo país integrante del "Eje del mal" que amenaza la seguridad nacional de los Estados Unidos. ¿No es todo esto el prolegómeno de una invasión? Es decir, ¿Una "dictadura" que "concentra" los poderes, que "persigue" opositores, que "ataca" la libertad de expresión y que además se "junta" con terroristas, los "oculta" en su territorio y "favorece" al narcotráfico, no merece ser derrocada por la fuerza? ¿Y ese derrocamiento no es mucho más necesario si resulta que esa "dictadura" se asienta en un territorio rico en petróleo y minerales estratégicos?

Estados Unidos invadió a Irak después de mentir ante la ONU y el mundo entero sobre el arsenal de armas de destrucción masiva. Hablaron de implantar en ese país una democracia al estilo occidental pero sólo bastó que las recientes elecciones fueran ganadas por la oposición para que procedieran a desconocerlas. Hablan de aislar a Irán por su proyecto nuclear, pero silencian que países amigos de Estados Unidos, como Pakistán a Israel son potencias nucleares y que en este último, el científico nuclear Mordekai Wanunu que divulgó el secreto paga una condena de 18 años por hacer esta revelación, sin que ninguna agencia noticiosa del mundo imperialista hable de sus derechos humanos.

La hipocresía de las agencias de prensa imperialistas sobre las reelecciones presidenciales no tiene nombre. Machacan una y otra vez en las de Chávez, pero guardaron prudente silencio sobre la de Uribe Vélez y callaron cómplices hasta que estuvo a punto de conquistar la segunda. Sin embargo olvidan al presidente Karzai de Afganistán que fue reelegido como candidato único después del retiro de su contendor por fraude electoral y las sucesivas reelecciones por 28 años de Hosni Mubarak en Egipto y por 22 años de Zine El-Abdine Ben Ali en Túnez, leales aliados incondicionales de Estados Unidos.

La última gran ofensiva mediática de las agencias noticiosas imperialistas tiene que ver con las huelgas de hambre en Cuba. Al unísono salieron a respaldarlas tanto desde Estados Unidos como de Europa, estatuyéndolas, sin un mínimo de rigurosidad, como de presos políticos. El difunto Orlando Zapata es un delincuente común venido a más por la manipulación mediática y Guillermo Fariñas es un disidente que no está preso y hace la huelga de hambre desde su casa.

Todos a una, en tremendo coro, le exigen a Cuba la libertad de los presos políticos y el respeto a los derechos humanos. Esas agencias de noticias y esos medios son los mismos que han silenciado la presencia del terrorista prófugo Posada Carriles en Estados Unidos, autor de la voladura en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación que mató a 73 civiles; que han callado sobre los horrores gringos en Guantánamo y Abu Ghraib; los que no han dicho palabra alguna sobre las 17 veces que la ONU ha votado para que cese el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba; que no han visto las 10 veces que ha votado la ONU para que Israel cese sus violentas agresiones y desalojos contra el pueblo palestino; que les parece legítimo que Estados Unidos gaste más de 80 millones de dólares al año promoviendo desde Miami Radio y TV Martí para subvertir a Cuba y que la agencia gringa para el desarrollo, la USAID, gaste en Venezuela más de 15 millones de dólares al año promoviendo la insurrección de los grupos estudiantiles contra el legítimo gobierno Chávez.

A propósito de la "libertad" en Internet

Lo primero que debe recordarse es que el Internet es un descubrimiento tecnológico norteamericano de hace 40 años. Lo que empezó como una necesidad en las comunicaciones del complejo militar-industrial estadounidense, en prevención de un ataque nuclear, devino en un invento de uso comercial bajo el control de los Estados Unidos. La legislación ha sido elevada para considerarlo un recurso estratégico al igual que la tierra, el mar, el aire, el espacio sideral y el espectro electromagnético y las aparentemente "inofensivas" redes sociales como Facebook, YouTube, Flicker y Twitter han sido declaradas por el Secretario de Defensa Bob Gates como activos estratégicos de gran importancia.

De Twitter afirma su dueño Biz Stone que tiene tres metas "Ayudar en algo a cambiar el mundo, hacer buenos negocios y divertirnos mucho", pero, más allá de la aparente inocencia, estas redes han sido utilizadas para desestabilizar a los países que se niegan a seguir los dictámenes de Washington. Así ocurrió en Ukrania con la revolución naranja, en Moldavia cuando los gringos decidieron desconocer unos resultados electorales, en Irán donde promovieron la insurrección contra el gobierno desconociendo las pasadas elecciones de mitad de 2009 y en China país contra el cual han decidido desplegar abierta ciberguerra para doblegarlo y someterlo a sus designios.

El Internet es usado por Estados Unidos para hacer espionaje financiero y militar y para desarrollar sabotajes a las comunicaciones de países rivales. Además, controla hegemónicamente los millones de DNS, dominios de nombre de servidores de Internet que pueden ser borrados o bloqueados a su antojo. Esto explica la cerrada oposición gringa a que el Internet sea administrado por un organismo multinacional independiente o por las propias Naciones Unidas como un patrimonio de la humanidad.

Así como la Internet puede servir para difundir en tiempo real noticias o rumores, asimismo, la información que allí se compendia puede ser manipulada con fines políticos y propagandísticos. Tal es el caso de Wikipedia, la enciclopedia más famosa en la red, en la cual, cualquier persona puede agregar información editando los artículos. Se ha probado que desde ordenadores de la CIA y el FBI han incursionado en los artículos de Wikipedia para editarlos, matizarlos, o abiertamente desnaturalizarlos sobre temas sensibles para la imagen de los Estados Unidos.

En este marco hay que analizar las actuales confrontaciones de China con el motor de búsqueda Google. La cuestión está en que la proliferación de mentiras en Internet alcanza velocidades de vértigo y en que no se puede controlar en Internet esta tendencia hacia la mentira y la manipulación. En últimas, nadie es responsable por lo que allí aparece. Aparece así otro frente de lucha por la defensa de la soberanía nacional. Ella tendrá que ser defendida no sólo contra el tradicional neocolonialismo militar o económico, sino contra el más sutil pero no por ello menos abrumador colonialismo informático.

Por ahora, sólo una potencia como China poseedora de más de 800 mil millones de dólares de deuda norteamericana puede plantear tal desafío a la hegemonía norteamericana, pero, más temprano que tarde, los demás países deberán adoptar medidas semejantes.

Los chinos, con razón, consideran que deben limitar cualquier contenido que dañe la seguridad nacional o los intereses sociales. Por ello, permitieron el ingreso de Google en el año 2004 con la condición de censurar el acceso a páginas pornográficas y a las páginas de las redes Facebook, Twitter, YouTube, Google Docs y Blogger, así como bloquear versiones sobre los sucesos de la plaza de Tien Anmen en 1989 y el aliento a las pretensiones separatistas de las provincias chinas del Tibet y Xinjiang.

Las cosas están amenazando con tomar ribetes mayores. Estados Unidos se ha declarado decepcionado por los hechos y ha amenazado con denunciar a China ante la OMC por el caso Google por considerarlo violatorio del libre comercio. El doble juego de Estados Unidos hacia China tiene que ver, de una parte, con la cautela con que debe tratar a uno de los más poderosos poseedores de títulos de deuda y de otra, con las ancestrales pretensiones imperialistas de mantener su hegemonía en la cuenca del pacífico vendiendo armas a Taiwán, promoviendo el separatismo de las provincias chinas, alentando con reuniones bilaterales la insubordinación del Dalai Lama y elevando los aranceles a los neumáticos y derivados de acero provenientes de China. Aun así, sin embargo, los chinos le han dicho a Google que tiene que cumplir las leyes chinas y para menguar su arrogancia han respondido que "En el pasado, Internet en China se ha desarrollado muy bien sin Google y los internautas chinos podrán seguir en línea sin Google", rematando que "El planeta no dejará de girar porque Google se vaya".

Raúl Arroyave Arango es Director Dpto. Relaciones Internacionales CUT.

CUARENTENA SI O NO?

Hace ya varias semanas que tengo opiniones encontradas sobre la verdadera efectividad de las medidas de aislamiento que la ma...